PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

A+ A A-

La discalculia de doña Patricia

 

Francisco Pomares

 

Confieso que tuve que acudir a San Google para saber qué diablos es la discalculia, que el diccionario define como una "dificultad para aprender los principios del cálculo, originada por un problema cerebral que dificulta el uso del sistema simbólico", y que en la Wiki (mal traducida del inglés, supongo) se explica como una "dificultad de aprendizaje específica en matemáticas, que es equivalente a la dislexia, solo que en lugar de tratar de los problemas que enfrenta un niño para expresarse correctamente en el lenguaje, trata de la dificultad para comprender y realizar cálculos matemáticos". Total.

 

Resulta que la exvicepresidenta Patricia Hernández, en una declaraciones tan impactantes que tuvieron eco en los medios de la competencia (antes incluso de haber sido publicadas), reconoce haber padecido esa dificultad para entenderse con las cuentas. Doña Patricia lo hace en el contexto de una entrevista publicada el domingo, una cerrada crítica a su exsocio en el Gobierno, Fernando Clavijo, al que -entre otras lindezas de diversa enjundia- acusa de permitirse hacer "un chascarrillo miserable" sobre su dislexia matemática, de la que ella misma le habría informado previamente, cuando aún se llevaban bien. La cosa es que en su última intervención parlamentaria, primera en la que doña Patricia se fajó directamente con Clavijo tras su cese del Gobierno, Clavijo le recordó que su fuerte no son los números, algo que la mayoría interpretamos como una broma a cuenta de su recordada columpiada con el Producto Interior Bruto de Canarias, una tontería sin mayor importancia (no es imprescindible saberse el PIB para tomar decisiones acertadas en política), pero que a doña Patricia siempre le ha pesado como una losa. Tras la agarrada parlamentaria del otro día, en la que Clavijo le recordó que los números no son lo suyo, la exvicepresidenta dejó caer que no espera de Clavijo una disculpa a su persona, porque "conozco su falta de altura moral y política y también su falta de empatía", pero sí cree que el presidente debe una disculpa "a los miles de canarios que se esfuerzan cada día por superar su dislexia, su discalculia o cualquier otra dificultad diagnosticada o no".

 

En fin, comprendo que doña Patricia esté enfadada con Clavijo. Es probable que el presidente se haya aprovechado de su debilidad matemática para que doña Patricia aprobara las cuentas, aceptara el adelanto del cierre presupuestario e incluso tragara con los recortes en Sanidad. Está muy feo abusar de las debilidades ajenas, desde luego, y más tomárselas a guasa. Pero no sé a qué viene defenderse metiendo a todas las personas que padecen distintas dislexias en la pelea, cuando nadie las ha citado. Doña Patricia puede haber sido una vicepresidenta blandita, pero es una diputada beligerante y rocosa, que dice cosas muy duras de los demás sin inmutarse. No va por la vida como una mosquita muerta bienqueda, sino repartiendo estopa a sus adversarios. No es lógico que cuando se meten con ella, se revuelva alegando que lo hacen aprovechándose de que es disléxica, joven, mujer, madre primeriza o una política inexperta en materias de gestión, y protegiéndose detrás de los disléxicos, los jóvenes, las mujeres, las madres primerizas o los políticos inexpertos.

 

Al margen de que tenga o no tenga discalculia (porque también nos ha contado que sacó matrícula de honor en contabilidad cuando estudiaba Relaciones Laborales), lo que sí parece claro es que doña Patricia es muy peleona, pero tiene la mandíbula de cristal. Puede buscarlo también en la Wiki. Se trata de otra enfermedad, esta muy grave y limitante, conocida por el nombre de osteogenia imperfecta.

 

 

 

 

 

Comentarios (0)