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Solidaridad para tontos

 

Francisco Pomares

 

Pedro Sánchez anunció ayer, en la clausura de la Escuela de Buen Gobierno del PSOE, celebrada en Madrid, que si el Gobierno Rajoy no incrementa las pensiones conforme al Índice de Precios al Consumo, propondrá que el sueldo de los miembros del Gobierno y de los parlamentarios a Cortes sólo suba este año el 0,25 por ciento, en demostración de solidaridad con los pensionistas. No es que me parezca mal la propuesta, sobre todo si se la aplica también solidariamente el propio Sánchez en su salario de secretario general del PSOE (él no es diputado), pero no creo que ese tipo de declaraciones cara a la galería sean lo que reclaman las decenas de miles de pensionistas que ayer se manifestaron en las calles de las ciudades españolas. Tampoco creo que los miembros del Gobierno, diputados y senadores, vayan a tener muchos problemas si sus salarios aumentan sólo un 0,25 por ciento, o incluso si se congelan. Entre salarios y otras canonjías, los miembros del Gobierno y de Las Cortes vienen a cobrar alrededor de diez veces la pensión mínima de un pensionista. Entiendo que Pedro Sánchez quiera llamar de alguna manera la atención sobre su interés por mostrarse solidario con los jubilados, pero su medida -que en cualquier caso no depende de su propuesta, dado que no cuenta con mayoría en el Congreso- resultaría mucho más creíble si la planteara como una decisión de mayor recorrido: podría, por ejemplo, plantear aplicarla en aquellos lugares donde gobiernan los socialistas, en comunidades autónomas y ayuntamientos, o exigirla como decisión activa de cualquier militante que cobre un salario público.

 

Porque ya sabemos que con todas estas propuestas sobre rebajas en los sueldos pasa lo que pasa: no hace tanto tiempo se nos prometió desde Podemos que sus diputados cobrarían sólo tres veces por encima del salario mínimo interprofesional, y al final vinieron con las trampas: eso sólo se aplicaba si el diputado de Podemos no cobraba un salario público previamente, en cuyo caso, seguía cobrándolo, y no se aplicaba a dietas y gastos (dónde se oculta muchas veces el peso de las verdaderas retribuciones), y el sobrante entre lo que cuestas y lo que te embolsas no se lo queda el Estado (o sea, todos) sino que se reparte entre el partido y los proyectos sociales del partido. En fin, que hacer solidarios brindis al sol está muy bien, pero aquí de lo que se trata es de defender posiciones: yo estoy esperando que el PSOE anuncie cual es exactamente su propuesta para las pensiones, si afecta por igual a todos los tramos (en España las pensiones son muy desiguales), y con qué recursos piensa financiar la reforma que haya que hacer. Lo cierto es que Zapatero se comprometió a aumentar el IPC más el 0,25 a todas las pensiones, las mínimas y las altas, y que tuvo que cargarse esa promesa en plena crisis cuando llevaba sólo dos años aplicándose. También es cierto que las pensiones supusieron en 2017 déficit de 18.000 millones de euros, que serán casi 19.000 millones al concluir este año.

  

Aun así, por simple y pura justicia, muchos somos partidarios de equiparar las pensiones de los tramos más bajos a la subida del IPC: las mínimas y las no contributivas. Pero hacer eso requiere subir los impuestos. Las pensiones no se cubren ya con las cotizaciones. Por eso, sería bueno que Pedro Sánchez se deje de ocurrencias y nos diga cuanto más debemos pagar para que nuestros pensionistas puedan vivir con un mínimo de dignidad. Eso es lo que debe hacer un político que aspire a la credibilidad: hablarle en serio a los ciudadanos, no sacarse de la manga ofertas pretendidamente solidarias que sabe que no puede siquiera hacer cumplir. La solidaridad que esperan los jubilados y pensionistas no es que a los políticos que cobran 6000 euros al mes se les suba el sueldo 'sólo' un 0,25. La solidaridad que esperan los mayores es que el Estado impida que cada año que pasa sean un poco más pobres.

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