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Silvestre Ramírez: “En tiempos de mi abuelo, la música era un refugio”

Nieto de Esteban Ramírez de León el profesor habla el día 20 de julio de la historia de la Agrupación Folclórica de La Oliva en el X Campus de Etnografía y Folclore de Ingenio

 

  • Redacción NoticiasFuerteventura
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    En el caso de Silvestre Ramírez, no hay quién discuta que la música le viene de raíz. Como nieto de Don Esteban Ramírez de León, cantador y miembro fundador de la emblemática Asociación Folclórica La Oliva, uno de los bastiones de la música popular canaria en Fuerteventura, nadie mejor que él para resumir cuál ha sido su legado. Lo hará a través de la conferencia titulada ‘Esteban Ramírez de León y la Agrupación Folclórica de La Oliva’, el día 20 de julio, a las 20:00 horas en el marco del X Campus de Etnografía y Folclore de Ingenio.

     

    Nacido en la aldea de Mala, en el municipio lanzaroteño de Haría, en 1914, a partir de los años 20 Esteban Ramírez se afincó en Fuerteventura durante varias décadas hasta que murió en la Oliva en 2007. Desde muy temprana edad aprende a tocar los instrumentos de cuerdas cuando se celebraban los bailes del candil en su pueblo. Al mismo tiempo, en sus tareas agrícolas, en los campos de Lanzarote, aprendía y perfeccionaba los cantos de su tierra. Eran tiempos duros en los que la música era un sustento más para soportar la dificultad de la vida.

     

    “Mi abuelo se trasladó a Fuerteventura con nueve años, en 1923, y regresaba de vez en cuando, ya de adulto, a Lanzarote a las fiestas de San Ginés”, comienza a relatar su nieto Silvestre, que ha indagado en profundidad en la historia musical de su familia. “Empezó a tocar y cantar en Fuerteventura, y una de sus primeras actividades fue participar en el Rancho de Pascua y de Ánimas de La Oliva junto a varios amigos del pueblo”, continúa.

     

    La función social de la música

     

    “En aquella época, creo que la música se vivía de manera algo distinta a como lo hacemos ahora”, afirma Silvestre, que es profesor de instrumentos de púa en el Conservatorio de Las Palmas. “Cumplía una función social muy importante, establecía vínculos y unía a la gente del pueblo, y creo que en tiempos de mi abuelo era un refugio donde paliar todo lo dura que podían ser las condiciones de vida en aquel entonces. De lo que sí estoy seguro es de que, haciendo esta actividad, eran muy felices”, asegura el heredero de la tradición musical de su familia.

     

    Y llegó un momento en que el amor de Esteban Ramírez por la música se materializó en la aparición de la Asociación Folclórica La Oliva. “No se podría entender una cosa sin la otra, decir Esteban Ramírez de León es decir A.F. de La Oliva y decir A.F. de La Oliva es decir Esteban Ramírez de León”, aclara Silvestre Ramírez. “Mi abuelo fue miembro fundador de la agrupación y pronto se convertiría en su figura más destacaba por su personalidad, su estilo, su manera de interpretar ‘La fúlgida luna’ y por muchas cosas más”, afirma.

     

    La historia de la Agrupación Folclórica La Oliva no está exenta de anécdotas. Y Silvestre Ramírez las relata como nadie. “Con el comienzo de la Asociación ‘Cultural Raíz del Pueblo’, una de las actividades que se daba allí era reunirse para ‘parrandear’ y preparar la representación de ‘Lo Divino’, que tenía lugar los 24 de diciembre en la iglesia de Nuestra Señora de La Candelaria en La Oliva, y que posteriormente se haría por las calles del pueblo y se llevaría también a otros pueblos de la isla. En 1970, iba a tener lugar la visita al pueblo del obispo Infante Florido y, través del cura de aquel entonces, Andrés Armas Casanova, y la presidenta de la Asociación, Concha María Fleitas Perdomo, se impulsó la creación de la agrupación musical para recibir al obispo”. De esta manera, con un cuerpo de toque formado por un laúd, dos guitarras y un timple, y un cuerpo de baile de seis parejas, tuvo lugar la primera actuación de la A.F. de La Oliva el 7 de junio de 1970, explica Ramírez.

     

    La formación fue creciendo en componentes y calidad musical, hasta llegar a su recordada participación en varios programas de ‘Tenderete’. Allí, la participación de Don Esteban le convirtió en una figura reconocible en toda Canarias, donde llamó la atención la personalidad de sus interpretaciones. “Pues creo que, sobre todo, destacaba su frescura a la hora de cantar, su personalidad fuerte, pero a la vez muy llevadera que lo hacían congeniar con todo el mundo, su registro de voz de barítono que le hizo tener una voz muy potente y que usaba sin excesivos adornos ni florituras, y su entrañable ‘fúlgida luna’, la canción cuya manera de interpretar lo hicieron reconocible en todas partes”, rememora enternecido su nieto y heredero musical.

     

    Hoy en día, en pleno siglo XXI, los objetivos principales de La A.F. La Oliva no han cambiado. “Son, básicamente, seguir con el compromiso de mantener la raíz del folclore que siempre han hecho, llevarlo y mostrarlo allá donde les sea posible, seguir organizando anualmente el Festival ‘Esteban Ramírez de León’, del que ya se está preparando la XXV edición, y poder mostrar el trabajo que se viene haciendo desde hace más de cinco décadas”. Otra de las propuestas es la que incluye la posibilidad de traer a La Oliva a agrupaciones de todas las islas que muestren el folclore del archipiélago. “Además, la agrupación cumple su función de seguir siendo uno de los motores que establece vínculos y une a la gente del pueblo de La Oliva y de toda la isla”, añade Silvestre Ramírez.

     

    El legado de don Esteban

     

    Cómo músico y profesor, las enseñanzas de su abuelo le han acompañado a lo largo de su camino musical. “Si bien es verdad que hacer folclore como lo hacía mi abuelo es una cosa y dedicarte a la música de manera profesional es otra, siempre pienso y recuerdo lo feliz que veía a mi abuelo cuando ensayaba, cuando actuaba, cuando viajaba para ello, cuando hacía folclore…, y eso me da cierta energía y tranquilidad en momentos en los que puede haber nervios, cuando tengo que tocar, en situaciones en las que estás agotado o cuando hay que viajar y no apetece”, trata de explicar el músico.

     

    “Mi abuelo era una persona seria y responsable, y muy respetada por ello, así es que me sirve de ejemplo para ver que en este mundo del folclore y la música popular se pueden y deben hacer las cosas bien hechas, de manera seria y responsable, y pasarlo bien. Como músico, a nivel personal y profesional, ver a mi abuelo lo feliz que era haciendo folclore y la pasión con la que lo hacía, me ha servido para darme cuenta de que tengo la fortuna de haber hecho de la música mi profesión, e intento transmitir a mis alumnos y quien me rodea, el amor y la pasión por la música y ser feliz con ella”, reflexiona emocionado Ramírez.

     

     

     

     

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