La cocaína inunda Canarias
Los últimos alijos aprendidos y los datos con los jóvenes demuestran que por las islas entran cantidades ingentes de esta droga
El narcotráfico internacional tiene en las islas canarias un referente en el tráfico de Cocaína, cuestión que se demuestra con la cantidad de grandes alijos que se decomisan en alta mar cerca de las islas.
Además de ser plataforma para la distribución por el resto de Europa, “en las islas se queda una cantidad importante para consumo interno”, afirman fuentes policiales, sumando consumidores a la vez que radicalizando a las mafias, que cada vez tienen posiciones más violentas, cercanas a otras latitudes.
En este sentido hemos visto en Canarias situaciones relacionadas con bandas, como secuestros, extorsiones y hasta asesinatos a sangre fría en plena calle. Por otro lado también se afirma que el aumento de las cantidades en el mercado está bajando el precio y aumentando la pureza de las dosis, con el consiguiente peligro para los consumidores y la facilidad en el acceso a esta sustancia.
Aumento de consumo entre los jóvenes
«Hace unos años los menores llegaban con consumo de hachís. Hoy vemos a chicos de 14 años que consumen cocaína». Así lo afirma María del Carmen Lázaro, directora de Proyecto Hombre Canarias, en una entrevista realizada por Francisco Chavanel en El Espejo Canario, donde donde analiza bael nuevo Plan Estratégico 2025-2027 de la entidad
Lázaro lanzaba una llamada de alerta sobre el repunte de las adicciones entre la población juvenil. Su diagnóstico es que las drogas han cambiado, los entornos también, y los recursos para atender a menores en situación de riesgo son todavía insuficientes.
Proyecto Hombre Canarias atiende actualmente a jóvenes de entre 14 y 18 años a través de programas como «Nova» y «Reiníciate», orientados a la prevención e intervención en casos de consumo de sustancias, adicción a las tecnologías y comportamientos de riesgo. «El perfil del menor con adicciones ha evolucionado mucho. Ya no hablamos solo de cannabis, sino de cocaína, alcohol, anfetaminas y problemas serios con el uso del móvil y las redes», explica Lázaro.
Una emergencia invisible
Uno de los grandes déficits que denuncia la directora es la falta de recursos residenciales específicos para menores con problemas de adicción. «Cuando un adolescente no puede contener el consumo en su entorno familiar o social, necesitamos una comunidad terapéutica adaptada a su edad. Pero eso no existe en Canarias. Estamos obligados a buscar soluciones parciales o enviar a los menores fuera», lamenta.
Lázaro señala que el aumento de casos ha sido muy significativo desde la pandemia. «Hemos detectado un 20% más de menores con consumo de cocaína respecto a años anteriores. Y aunque el número de casos de fentanilo no es aún preocupante, ya hemos atendido a dos jóvenes en Gran Canaria con ese perfil, lo que nos indica que la alerta no puede esperar», afirma.
Un nuevo plan estratégico para una realidad más compleja
Ante este escenario, Proyecto Hombre Canarias diseña su Plan Estratégico 2025-2027, que se centrará en tres ejes: prevención adaptada a nuevos formatos de consumo, intervención temprana con adolescentes y fortalecimiento de recursos terapéuticos. «Tenemos que adaptarnos a una sociedad donde el acceso a las drogas —legales e ilegales— es más fácil que nunca, y donde muchas familias no identifican a tiempo los síntomas del problema», advierte.
El plan también plantea una revisión de los modelos de tratamiento para adultos y el refuerzo de programas laborales y de reinserción social. «En un contexto con una alta tasa de desempleo y pobreza estructural, la adicción se convierte en una vía de escape que termina atrapando. Nuestro trabajo es ayudar a la persona a reconstruirse, con herramientas reales para su autonomía», añade.
Educación digital, la otra adicción emergente
La directora también destaca el crecimiento de las adicciones tecnológicas, especialmente al móvil, en población infantil y juvenil. «La adicción al móvil no requiere salir a la calle ni comprar nada. Está en el bolsillo, disponible 24/7. Y eso lo hace aún más peligroso», afirma. En este sentido, Proyecto Hombre ha puesto en marcha programas de prevención familiar que promueven el uso responsable de dispositivos y redes sociales. «No se trata de prohibir, sino de pautar, negociar tiempos y generar espacios sin tecnología, como la hora de la comida o el descanso», recomienda.
Más apoyo estructural
Proyecto Hombre Canarias, con sedes en Tenerife y Gran Canaria, trabaja también con personas adultas, en colaboración con servicios sociales, centros de salud, prisiones y entidades comunitarias. Atiende cada año a cientos de personas en procesos de rehabilitación, a través de programas de centro de día y comunidades terapéuticas. Sin embargo, Lázaro insiste en que se necesita más apoyo estructural. «Las adicciones cambian, pero las respuestas no pueden llegar tarde. Necesitamos recursos, formación y compromiso político para atender esta emergencia social», concluye.