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Los Padrones: saga de carpinteros de Fuerteventura

El pueblo de Antigua fue la cuna de este oficio gracias a la presencia de esta saga de carpinteros tan reconocidos 

 

  • Haridian Cabrera Padrón
  • Texto publicado inicialmente en Bienmesabe.org

     

    Los Padrones eran muy conocidos en la isla por hacer, principalmente, las cajas de los difuntos: desde El Cotillo hasta Jandía, y a cualquier hora, llegaban a la carpintería de Antigua personas para encargar la caja de su ser querido fallecido.

     

     

    En la isla de Fuerteventura, a principios del siglo XX, resonaba el apellido Padrón en el área de la artesanía, en concreto en el trabajo de la carpintería. El pueblo de Antigua fue la cuna de este oficio gracias a la presencia de esta saga de carpinteros tan reconocidos.

     

    La familia Padrón estaba compuesta por Leonardo Padrón Cabrera, que lideraba la saga, con 10 hijos y un hermano que se dedicaban al mismo oficio. Ellos se convirtieron en maestros artesanos de la carpintería en la isla más antigua del Archipiélago Canario. La historia se desarrolló a los pies de La Calle Vieja, como comúnmente se le conoce en el pueblo de Antigua a la primera calle que tuvo el pueblo, a pesar de que realmente se llama Calle Virgen de Antigua.

     

    Calle Virgen de Antigua en el siglo XX

    Calle Virgen de Antigua en el siglo XX

    Procesión por la Calle Vieja. A la derecha está la carpintería

    Procesión por la Calle Vieja. A la derecha está la carpintería

    Josefa y maestro Leonardo

    Josefa y maestro Leonardo

    Familia Padrón (sin Nandito)

    Familia Padrón (sin Nandito)

     

    No se sabe exactamente cómo aprendieron el oficio maestro Leonardo y su hermano Bibiano, lo que sí sabemos es que maestro Leonardo enseñó a numerosos aprendices durante toda su carrera profesional, pero los más destacados siempre fueron sus hijos. Tanto los chicos como las chicas ayudaban en la carpintería, aunque sus tareas eran diferentes.

     

    Los Padrones eran muy conocidos en la isla por hacer, principalmente, las cajas de los difuntos: desde El Cotillo hasta Jandía, y a cualquier hora, llegaban a la carpintería de Antigua personas para encargar la caja de su familiar o ser querido fallecido. En esos tiempos no había muchos recursos y en una isla tan árida lo que hacían normalmente era reutilizar tablas, sobre todo de las cajas donde traían el coñac al bar que estaba al lado de la carpintería. Curiosamente, para medir al difunto utilizaban un hilo o una cinta, que cortaban a la medida que tuviese y luego la llevaban a la carpintería de maestro Leonardo para realizar el encargo. El carpintero se encargaba entonces de clavar todos los hilos o cintas de los encargos en una tacha que tenía en la carpintería. Así, si posteriormente los clientes tenían algo que reclamar, el hilo sería la prueba de las medidas del encargo que le habían solicitado. En cuanto a las cajas en sí, las realizaban los chicos y las decoraban las chicas, siempre según el estatus y el poder adquisitivo de cada difunto. Para ello se utilizaban la tinta de hollín (para pintarlas) y las cintas de hiladillo (para hacer lazos); por dentro, también, las forraban con telas, les ponían tachas de amapolas…

     

    Todos los hermanos trabajaron en la carpintería que aún se encuentra en el pueblo de Antigua. Según crecían los hijos de maestro Leonardo, se fueron casando y mudándose a otros lugares, aunque el más pequeño, Manolo, fue quien siguió trabajando en la misma carpintería hasta su fallecimiento, este año en 2025, con 90 años. La mayoría de sus otros hermanos varones tuvieron carpinterías, pero en otros puntos de la isla. El mayor, Antonio, trabajó en la suya de Puerto del Rosario; Senito la tuvo en Gran Tarajal, al igual que Miguel y su tío Bibiano, hermano de maestro Leonardo.

     

    Maestro Leonardo, Nandito y Josefa en la carpintería de Antigua

    Maestro Leonardo, Nandito y Josefa en la carpintería de Antigua

    Susa, en la carpintería de Antigua, acompañada por Julián, Felipe y Pepe

    Susa, en la carpintería de Antigua, acompañada por Julián, Felipe y Pepe

    Carpintería de Senito en Gran Tarajal. En la foto: Senito, Pepe y Miguel

    Carpintería de Senito en Gran Tarajal. En la foto: Senito, Pepe y Miguel

    Factura de 1956 con encargo a maestro Leonardo de mobiliario escolar

    Factura de 1956 con encargo a maestro Leonardo de mobiliario escolar

    En cuanto a su labor artesanal, aparte de las cajas de los difuntos también realizaban objetos de labranza y mobiliario. Los entrevistados destacaban la calidad de las maderas antiguamente y lo fuertes que han sido los objetos realizados. Durante años sus creaciones se han mantenido sin picarse ni romperse. Eran grandes maestros que realizaban unos trabajos impecables, a pesar de que -según me contaba mi abuelo- fueran autodidactas y de que solo uno de los hijos, Miguel, hizo un curso de ebanistería.

     

    Esta familia fue muy variada, pero todos fueron importantes a su manera: Antonio Padrón fundó junto a su mujer, Cira Ruiz, la primera funeraria de la isla de Fuerteventura; Nandito era cambuyonero, traía las últimas novedades desde Gran Canaria y las vendía en su tienda de La Calle Vieja; Maruca y Mela vivieron historias de amor para toda la vida con militares, puesto que en Antigua se encontraba la pensión de Pedro Padrón Cabrera, que los acogía, y Fuerteventura siempre ha sido una isla con soldados de armas; Senito se casó y se mudó a Gran Tarajal, donde fundó su carpintería; Paco fue relojero y tallaba madera; Nena falleció joven, fue la primera mujer a la que le hicieron la misa funeraria dentro de la iglesia de Nuestra Señora de Antigua; Susa vivió durante años en Villa Cisneros; Miguel trabajó en su carpintería, también en Gran Tarajal (allí, por aquel entonces, había 12 carpinterías y a ninguna le faltaba el trabajo, puesto que en todos los hoteles creados durante el boom necesitaban maestros carpinteros). Manolo era el más pequeño, se quedó trabajando con su padre, y allí le “salieron los dientes entre el serrín y las herramientas de la carpintería”. Así nos lo contaba él, que aprendió el oficio junto a su padre y a sus hermanos.

     

    Nandito, Julián, Felipe, Paco, Manolo y Miguel en el Bar Padrón

    Nandito, Julián, Felipe, Paco, Manolo y Miguel en el Bar Padrón

    Tenderete de la familia Padrón. Manolo Padrón, Josefa Gutiérrez, Tía María, Luisa Brito, Paco Padrón, Horacio, Luisa, maestro Leonardo, Maruca, Felipe Padrón y Manolín Padrón

    Tenderete de la familia Padrón. Manolo Padrón, Josefa Gutiérrez, Tía María, Luisa Brito, Paco Padrón, Horacio, Luisa, maestro Leonardo, Maruca, Felipe Padrón y Manolín Padrón

    Maestro Feliciano, maestro Leonardo y Manolo Padrón

    Maestro Feliciano, maestro Leonardo y Manolo Padrón

    Manolo, Susa, maestro Leonardo y Paco

    Manolo, Susa, maestro Leonardo y Paco

     

    A día de hoy esa saga de carpinteros que se conocía antiguamente ya no se encuentran con nosotros, pero es muy importante que su legado perdure. Yo, como nieta de Manolo y bisnieta de maestro Leonardo, he realizado una recopilación de la memoria familiar y artesanal de su legado en Fuerteventura, con la ayuda de mi tutor Pablo Estévez, para un trabajo de fin de grado de Turismo a través de la Universidad Iriarte. Mediante entrevistas he logrado formar un documento que recoge historias y vivencias de esta familia; he tratado de obtener toda la información posible de mis antepasados.

     

    El fin de este proyecto no solo es recopilar la información y plasmarla en un texto, sino que lo he hecho pensando en el futuro, con una idea que va más allá, porque el trabajo también tiene otro importante objetivo, amén de dar a conocer estos fundamentales testimonios. A día de hoy la carpintería sigue en pie, con toda su maquinaria y herramientas, por lo que sería una pena que el pueblo, los visitantes y las futuras generaciones no puedan recordar esta historia. Por ello, en un futuro más bien cercano sería un honor para la familia y para Fuerteventura que esta carpintería se convierta en un museo, manteniendo la memoria histórica de esta saga de carpinteros que contribuyeron en la vida de la isla, y que sigue contribuyendo: dos nietos de maestro Leonardo ejercen actualmente; aunque con ellos termina el legado.

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