Canarias ante una hipotética disolución de la OTAN
Pendientes de los movimientos de Estados Unidos al respecto y los posibles escenarios que se le plantearían al Archipiélago
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha sido un pilar fundamental de la seguridad euroatlántica desde su creación en 1949. Sin embargo, en los últimos días, el debate sobre su relevancia y el compromiso de sus miembros, especialmente de Estados Unidos, ha generado especulaciones sobre su posible disolución. Si Estados Unidos, principal potencia militar y económica de la alianza, abandonara la OTAN, las consecuencias serían profundas a nivel global, y las Islas Canarias, por su posición geoestratégica en el Atlántico, se enfrentarían a una serie de escenarios complejos.
Contexto geoestratégico de Canarias
Canarias ocupa una posición privilegiada en el océano Atlántico, cerca de las costas de África y en una ruta clave para el comercio y la seguridad marítima. Aunque España es miembro de la OTAN desde 1982, la presencia militar en el archipiélago ha sido históricamente limitada en comparación con otras bases estratégicas de la alianza, como las de Rota o Morón en la península ibérica. Sin embargo, su ubicación la convierte en un punto de interés tanto para la defensa europea como para actores externos, especialmente en un escenario de reconfiguración del poder global tras la salida de Estados Unidos de la OTAN.
Reforzamiento de la defensa europea autónoma
Una disolución de la OTAN podría acelerar los esfuerzos de la Unión Europea (UE) por desarrollar una capacidad de defensa autónoma. España, como miembro de la UE, podría buscar fortalecer su presencia militar en Canarias para compensar la pérdida del paraguas de seguridad estadounidense. En este caso, las islas podrían convertirse en un enclave estratégico para una fuerza militar europea, albergando bases o infraestructura destinada a proteger las rutas marítimas y monitorear el norte de África.
Esto implicaría una mayor inversión en defensa por parte de España y la UE, así como un posible aumento de la presencia militar en el archipiélago. Sin embargo, también podría generar tensiones internas, ya que algunos sectores de la población canaria podrían percibir esta militarización como una amenaza a su identidad pacifista y turística.
Vulnerabilidad ante actores externos
Sin la OTAN, y con una UE aún en proceso de consolidar su autonomía militar, Canarias podría quedar expuesta a influencias de potencias externas. Su cercanía a África Occidental la sitúa en una zona de interés para países como China o Rusia, que podrían buscar expandir su influencia en el Atlántico. Por ejemplo, China, con su creciente presencia económica en África a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, podría ver en Canarias un punto de apoyo logístico o comercial.
En este escenario, España tendría que decidir si busca alianzas bilaterales alternativas (con Reino Unido, por ejemplo, que mantiene intereses en Gibraltar) o si refuerza su propia capacidad militar en las islas. La falta de una estructura colectiva como la OTAN podría dejar a Canarias en una posición de mayor vulnerabilidad frente a conflictos regionales o presiones geopolíticas.
Neutralidad y desmilitarización
Un tercer escenario posible sería que España, ante la disolución de la OTAN, opte por una postura de neutralidad en el archipiélago, evitando convertirlo en un objetivo militar. Esto podría implicar una desmilitarización relativa de Canarias, priorizando su papel como destino turístico y económico sobre cualquier función estratégica. Sin embargo, esta opción sería arriesgada en un mundo donde la ausencia de la OTAN podría dar lugar a una mayor competencia entre potencias globales, dejando a las islas sin una protección efectiva ante posibles amenazas.
Reconfiguración de alianzas regionales
La salida de Estados Unidos de la OTAN no implicaría necesariamente el fin inmediato de toda cooperación en seguridad. España podría buscar acuerdos regionales con países como Francia, Portugal o Marruecos para garantizar la estabilidad en el Atlántico y el Mediterráneo Occidental. En este contexto, Canarias podría servir como un nodo de colaboración, albergando ejercicios conjuntos o sirviendo como base para operaciones de pacificación en África Occidental.
Sin embargo, la relación con Marruecos, marcada por tensiones históricas como el conflicto del Sáhara Occidental, podría complicar esta opción. Una mayor cooperación con Rabat podría ser vista como una cesión estratégica por parte de España, afectando la percepción de soberanía sobre las aguas territoriales canarias.
Implicaciones económicas y sociales
Más allá de la seguridad, la disolución de la OTAN tendría repercusiones económicas y sociales en Canarias. La incertidumbre geopolítica podría afectar al turismo, principal motor económico del archipiélago, especialmente si se percibe como una zona de riesgo. Asimismo, un aumento de la presencia militar (ya sea europea o nacional) podría generar debates sobre el equilibrio entre seguridad y calidad de vida, un tema sensible en una región que ha priorizado su imagen de paraíso natural.
La hipotética salida de Estados Unidos de la OTAN y la consecuente disolución de la alianza plantearían desafíos significativos para Canarias. Su futuro dependería en gran medida de las decisiones de España y la UE, así como de la evolución del panorama geopolítico global. Entre una mayor militarización, una postura de neutralidad o la búsqueda de nuevas alianzas, el archipiélago se encuentra en una encrucijada que requeriría un delicado equilibrio entre seguridad, economía y bienestar social. En cualquier caso, la posición estratégica de Canarias asegura que seguirá siendo un actor relevante en el tablero atlántico, con o sin la OTAN.
