Y en Fuerteventura… más tierra
Sin noticias de los alisios durante los próximos 7 días y se esperan vientos del este y del sureste que seguirán trayendo calima
No por mucho dejar de repetirlo sigue siendo una tristeza la velocidad con la que el cambio climático se está apropiando del clima de la isla de Fuerteventura. Años de sequía se complementan ahora, desde hace dos, con periodos mucho más largos de calimas, fruto del calentamiento del desierto del Sahara y la consiguiente potencia de la dorsal africana que trae consigo la desaparición de los vientos alisios durante más periodos de tiempo.
Para la próxima semana la previsión es de más tierra, vientos del este y del sureste, polvo en suspensión, con subida de máximas y estancamiento de las mínimas, como si estuviéramos en el medio del Sahara, poco más o menos.
Las tormentas de arena que pasan por el archipiélago surgen en una zona entre el Chad y Niger, pero en estos momentos casi ningún país del África subsahariana se está librando de este fenómeno que se acrecienta en los últimos 2 años.
Nigeria, Burkina Faso, Mali, Mauritania, Senegal, el Sahara Occidental están sintiendo continuamente los efectos de esta calima casi perpetua entre diciembre y marzo, aunque con episodios cada vez menos esporádicos en verano y otoño.
Borrascas frente a la dorsal
Un fenómeno que ha venido a aumentar la preocupación de los expertos es como las borrasca atlánticas que se acercan al archipiélago, generan vientos del este en Fuerteventura (al girar al contrario de las manecillas del reloj) y estos “subccionan” la calima que finalmente impide a la borrasca seguir su avance y afectar de lleno al archipiélago. Las borrascas acaban, paradójicamente, alimentando a la dorsal africana que sale con fuerza al atlántico.
La situación, en casi un 100% de las veces, termina cuando los vientos orientales lograrán desgajar la espiral formada por la borrasca de manera que uno de sus brazos resultantes llega a afectar con algo de agua a las islas occidentales. A Fuerteventura, tierra.
Calidad del aire y salud
Las potentes calimas causan un impacto directo en el clima y en la salud. De hecho son un grave riesgo para la salud humana. Sus efectos negativos son proporcionales al tamaño de las partículas que lo componen y pueden provocar irritación en la piel y los ojos, conjuntivitis, asma, traqueítis, neumonía, rinitis alérgica y silicosis.
Asimismo la exposición al polvo sahariano aumenta el riesgo de mortalidad en los pacientes que tengan alguna insuficiencia cardíaca.
Según el estudio Brote de polvo del desierto en las Islas Canarias (Febrero, 2020) de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) y la Organización Mundial de Meteorología, un 0,71% de los ingresos hospitalarios registrados en Gran Canaria están directamente relacionados con la exposición a episodios de alta contaminación provocados por el polvo del desierto. En el fenómeno de la calima del año pasado, ese porcentaje se situó en el 6,7%.
Los más perjudicados fueron aquellos que ya tenían afecciones respiratorias como la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) o asma, según la doctora Hernández. “La calima reagudiza el proceso respiratorio en los pacientes con enfermedades pulmonares, pero no las genera por sí sola”. Asimismo, un estudio liderado por Servicio de Cardiología del Hospital Universitario de Canarias concluye que el riesgo de muerte cardiovascular aumenta en un 2% en el mismo día de la exposición a fenómenos de polvo en suspensión.
Una isla expuesta irremediablemente al efecto perjudicial del cambio climático
La calidad del aire del archipiélago es en estos días muy peligrosa para la salud, y la situación se repite cada vez con mayor asiduidad, siendo Fuerteventura, de lejos la isla más perjudicada. El cambio climático ha venido para quedarse y nuestra isla, por su cercanía al Sahara, será uno de los lugares donde más extremos se vuelvan los fenómenos.
Según Emilio Cuevas, director del Observatorio de Izaña del Instituto Nacional de Meteorología, sin la incidencia de los vientos alisios, "hay una gran probabilidad de que lleguen masas de aire caliente de África, lo que consecuentemente incrementaría la calima".
Pero no sólo llegarían más nubes de polvo en suspensión. El problema es más grave porque "África es uno de los lugares que más se va a calentar, sobre todo el norte y nosotros estamos apenas a 100 kilómetros".