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Puerto del Rosario no ha muerto: ha despertado. Por Nuria Cabrera, Secretaria Local de AM-CC de Puerto del Rosario

 

Durante años, el patrimonio histórico y cultural de Puerto  del Rosario estuvo silenciado en un cajón. Lo que hoy algunos critican con tono apocalíptico,  en su momento lo ignoraron con una pasividad desconcertante. Quienes tuvieron en sus  manos la responsabilidad de actuar desde el gobierno municipal, insular y autonómico  durante los últimos cuatro años, sencillamente no lo hicieron. Hoy quieren erigirse en jueces  de lo que no supieron o no quisieron resolver. 

 

Desde Asamblea Majorera – Coalición Canaria, hemos preferido alejarnos del ruido y  centrarnos en los hechos. En solo dos años de gobierno, hemos impulsado con rigor, legalidad  y determinación la aprobación inicial del Catálogo de Protecciones de Bienes Patrimoniales  Culturales. Por primera vez, Puerto del Rosario cuenta con una herramienta legal y técnica  para salvaguardar su identidad: hablamos de arquitectura tradicional, fortificaciones,  senderos, paisajes y mucho más. Y lo hemos hecho con un equipo humano limitado, pero con  convicción. 

 

La Cornisa no se tira: se protege 

 

Quienes acusan al gobierno municipal de querer destruir La Cornisa ignoran —o prefieren  ignorar— los hechos y el contexto legal. La Cornisa está incluida en el Catálogo de Protección,  tanto en su zona norte como sur. Solo 16 inmuebles han quedado excluidos  provisionalmente por una razón clara: existe una sentencia judicial firme que impide, de  momento, su inclusión bajo la fórmula de protección propuesta. 

 

Lejos de cruzarnos de brazos, hemos optado por el único camino legalmente posible:  modificar el Plan General para que esa protección sea viable y segura. No es que no queramos  proteger: es que estamos protegiendo de forma responsable, sin incurrir en ilegalidades ni  poner en riesgo millones en indemnizaciones que afectarían directamente a los servicios  públicos del municipio. 

 

Y mientras tanto, gracias a la suspensión facultativa de licencias urbanísticas, ningún  inmueble puede demolerse ni tocarse. Eso también es proteger. Eso también es gobernar con  responsabilidad.

 

La doble vara de medir 

 

Resulta llamativo que se clame por la protección de algunas viviendas mientras otras se  demolieron sin piedad ni cimientos, incluso estando alineadas con el mismo tipo de  arquitectura tradicional. ¿Será porque ciertas casas están más cerca —física o  afectivamente— de quien hoy lanza estas críticas? ¿Se ve mejor la puesta de sol desde una  ventana propia que desde la azotea de una casa centenaria? 

 

No hay nada más fácil que opinar desde la distancia cuando no se está obligado a cumplir la  ley. Pero gobernar exige mucho más que titulares: requiere asumir decisiones complejas,  actuar con responsabilidad y progresar —sí, dar pasos hacía adelante— incluso cuando el  terreno es cuesta arriba. 

 

Memoria sí, demagogia no 

 

Proteger el patrimonio no es un gesto romántico, es una responsabilidad institucional. Lo  hemos hecho con hechos, no con palabras vacías. Y hemos demostrado que la política útil es  posible. Hoy Puerto del Rosario no ha muerto. Está más vivo que nunca. Porque sólo cuando  se protege la memoria, se construye futuro.

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