El Espanyol-Barcelona se jugará con público
Durante días, la amenaza planeó sobre el RCDE Stadium como una nube densa que todos veían venir, pero nadie quería mirar de frente. Finalmente, la tormenta se disipó. El estadio permanecerá abierto, sin restricciones, y preparado para acoger uno de esos duelos que paralizan la ciudad: el derbi frente al Barça.
Una sanción que pudo ser mucho más dura
Todo comenzó con un gesto tan desafortunado como innecesario: tres mecheros lanzados desde la grada en pleno descuento del Espanyol-Betis, justo después de un gol que dolió más por el momento que por el resultado en sí. Los objetos cayeron al césped, sí, pero no impactaron en nadie. Ni en jugadores ni en técnicos. Y eso, aunque suene casi anecdótico, fue lo que salvó al club blanquiazul de un castigo mucho más duro y de alterar por completo el contexto de uno de los partidos más seguidos en las apuestas fútbol nacionales.
Porque lo cierto es que la situación ya venía enrarecida desde octubre, cuando un vaso lanzado desde la grada terminó golpeando al árbitro Quintero González en un duelo ante el Villarreal. Aquel incidente dejó al Espanyol con una sanción económica y un aviso claro: si vuelve a pasar algo parecido, el cierre parcial o total del estadio será prácticamente automático. Así que cuando el acta arbitral del partido contra el Betis incluyó el lanzamiento de los mecheros, más de uno en la directiva empezó a prepararse para lo peor.
La rápida actuación evitó males mayores
El árbitro Cuadra Fernández no se lo pensó. Paró el partido, habló con técnicos y capitanes, y activó el protocolo previsto para estos casos. Avisos por megafonía, mensajes en los videomarcadores, seguridad movilizada. Todo como manda el reglamento. Y aunque el susto no se lo quitó nadie, la reacción rápida y ordenada jugó a favor del club.
El Comité de Competición, tras analizar los hechos, decidió aplicar el artículo 15 del código disciplinario y catalogar la situación como una alteración leve del orden del encuentro. El resultado fue multa económica (de poco más de 600 euros) y nada de cierre parcial. Una resolución que en Cornellà se recibió casi como una victoria más, sobre todo por lo que estaba en juego en las próximas jornadas.
El derbi se jugará con la grada a reventar
Y es que el calendario ha querido que el próximo partido en casa sea, ni más ni menos, que el Espanyol-Barcelona. Un derbi siempre es especial, pero este llega cargado de tensión, objetivos cruzados y una afición que, después de tantos altibajos, necesita celebrar algo con su equipo. Aunque alguna casa de apuestas ya da al Espanyol prácticamente por salvado, el fantasma del descenso sigue merodeando, y sumar tres puntos ante el eterno rival sería un empujón emocional y deportivo de los que se recuerdan durante años.
Lo que queda claro (y lo que se espera)
A nadie le cabe duda de que el club ha salido reforzado de este episodio. Primero, porque ha evitado un castigo que habría supuesto un golpe durísimo a nivel deportivo y económico. Segundo, porque ahora no hay margen de error: cualquier incidente más, por pequeño que sea, pondrá todo de nuevo en el alambre.
#Apuestas