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El Señor de las Tribulaciones...

 

No es fácil tener en tu municipio dos Centros de Acogida de Inmigrantes. Es lo que le ha tocado al alcalde lagunero Luis Yeray Gutiérrez y a su equipo. Gestionar el día a día. Porque es verdad que dependen del Estado, pero ellos llegan, colocan a los inmigrantes, y se largan a resolver otros problemas. Dicho de otra manera: “ahí te queda eso...”

 

Al alcalde ya se le empieza a conocer como “el Señor de las Tribulaciones”, porque anda todo el día el hombre buscando soluciones a los conflictos y problemas diarios que generan la convivencia de etnias y costumbres diferentes, necesidades miles, en dos campamentos, con los vecinos de por medio, siempre ojo avizor. Vecinos que, por cierto, están demostrando una capacidad de encaje y solidaridad, que ya la quisieran muchos grupos humanos para sí. Son un ejemplo.

 

He visto gente llevando ropa, enfermeros/as atendiendo de manera voluntaria, familias cocinándoles un plato de comida decente, y hasta algún acogido a tiempo parcial en domicilios particulares. Efectivamente, nos han colocado una historia de la que nadie quiere saber nada. Los miramos bajando de La Esperanza, por la Avenida de La Trinidad, y sentados en las aceras de la calle Heraclio Sánchez, mezclados entre estudiantes. ¿Verdad alcalde...?

 

No es fácil. Hizo bien mandando la carta a los vecinos alcalde. En el área de Relaciones Públicas se llama “allanar el terreno y templar el asunto”. Y pasan los días y nos vamos adaptando al asunto, a la convivencia. Ellos no quieren quedarse, pero tienen que estar. Nosotros preferimos que vayan donde quieran, pero no pueden. Ecuación sin respuesta de un Reino de España que prefiere mirar hacia otro lado. Y son de su partido. Y usted lo sabe, y lo sufre ¿verdad alcalde?

 

Señor de la Tribulaciones, alcalde Luis Yeray, lo tiene complicado. Jugar en esa delgada línea de equilibrio “Estado-Partido-Mi Gorro de alcalde”. Es una ruleta de caballeros andantes de lanza afinada. Me quedo con los laguneros, no les esperaba esa capacidad de acción y reacción. Me lo dijo anoche una lagunera, que es mi Pepita Grillo: “calladito Negrín, gomero relamido, mira, aprende y escribe...”

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