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Modernos

 

Parece que existe en el Gobierno de Canarias una dirección general de Telecomunicaciones y Nuevas Tecnologías, dentro de la Consejería de Julio Pérez. Y que esa dirección general ha puesto en marcha un servicio para sustituir las comunicaciones de documentos a través de aparatos fax tradicionales y que puedan empezar a hacerse usando el correo electrónico. ¿En serio? ¿Los funcionarios de la administración regional siguen utilizando fax para enviarse documentos unos a otros? ¿No se usan ya el correo, los documentos pdf y firmas digitalizadas como en todas las oficinas del mundo? Me cuesta creer que un solo fax fuera enviado ayer desde una oficina o despacho de la Administración canaria.

 

La verdad es que resulta chocante no sólo que sigan existiendo en las administraciones envíos realizados desde un aparato antediluviano, energéticamente poco eficiente, que usa papel y gasta tinta de carbón, un producto altamente contaminante. También lo es que se decida sustituir los fax ahora, en 2021, justo medio siglo después de que el ingeniero estadounidense Roy Tomlins mandara el primer e-mail, un cuarto de siglo después de que el correo electrónico se convirtiera en una herramienta de uso generalizado, y hace tantísimos años de que los fax hayan desaparecido –completamente– del mundo privado.

 

Pero si eso resulta chocante, lo que resulta de verdad escandaloso es enterarse por la nota de prensa del Gobierno que en la administración regional canaria prestan servicio todavía (es un decir) 1.516 terminales y números de fax, con un coste mensual por línea de unos 12 euros aproximadamente, más de 18.000 euros al mes, 218.000 euros al año. Y no se incluye el coste del papel y la tinta, sólo de las líneas. No sé qué opinarán ustedes, pero a mí que en esta región nos gastemos más de doscientos mil euros anuales en mantener líneas para atender un parque de aparatos que ya nadie usa me parece vergonzoso.

 

No hay que responsabilizar de este dislate a este Gobierno en concreto: los fax deberían haber desaparecido de la administración hace años. Creo que esta historia es la demostración más obvia de cómo se gasta el dinero que es de todos en las administraciones. Con desidia y despilfarro.

 

La nota remitida por el Gobierno de Canarias informa de esta arriesgada (por novedosa) decisión, y explica (muy prudentemente) que NO van a desaparecer todos los faxes, que van a seguir usándose los que hay en el Servicio Canario de Salud, porque allí están muy ocupados por las consecuencias del Covid para poder ponerse a cambiarlos. Tras leer eso, no deberíamos tomarnos demasiado en serio las recurrentes proclamas gubernamentales sobre modernización, implantación de nuevas tecnologías, comunicaciones 5G, búnkeres inteligentes, robotización, algoritmos, teletrabajo, I+D+i, IA y sociedad digital.

 

La verdad es que este lastimoso asunto no da ni para llenar el espacio de esta tira: detectado un desfase que debería estar resuelto desde hace dos décadas, la Administración considera que la pandemia nos obliga a seguir trajinando con máquinas obsoletas en el Servicio Canario de Salud, no sabemos cuánto tiempo más. Espero que el señor director general no se le olvide apuntar que el trabajo se le queda a medias. No vaya a ser que no lo arreglen en este mandato y al que venga después se le pase. O tenga que enviarle un fax para recordárselo.

 

Modernos que somos, en este país.

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