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La vivienda en Fuerteventura solamente al alcance de los europeos y demás rentistas

El mercado inmobiliario majorero “expulsa” de la posibilidad de comprar casas a los ciudadanos de la isla

 

  • Redacción NoticiasFuerteventura
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    El precio de la vivienda en Fuerteventura sigue con una fuerte tendencia alcista. Comprar una vivienda en la isla se está tornando en imposible para una familia media, e incluso para rentas medio-altas. Primero porque no hay mucho donde elegir, segundo porque la financiación bancaria vía hipotecas se ha puesto prohibitiva gracias a la política monetaria del Banco Central Europeo con el precio del dinero.

     

    Los factores relacionados con la problemática de la vivienda se están convirtiendo en una tormenta perfecta, que además de dejarnos fuera de la posibilidad de tener una casa en nuestra tierra, está cambiando sociológicamente el futuro a medio plazo de Fuerteventura.

     

    En estos momentos el acceso a la compra de inmuebles lo copan los extranjeros, que además han visto un refugio seguro de su dinero gracias a la alta rentabilidad del modelo del turismo vacacional en Fuerteventura.

     

    Dos tipos de inmigrantes

     

    A la isla están llegando dos nuevas formas de migración para quedarse. Ninguna por patera.

     

    Unos son los europeos (incluidos españoles, claro) que llegan con rentas mucho más altas que las nuestras, auspiciados por políticas de promoción varias, como la de atraer nómadas digitales, que compran licencias, o viviendas para instalar sus rentas en Fuerteventura.

     

    Son ahorradores que han visto la alta rentabilidad del vacacional y las facilidades de la vida en la isla en relación a su nivel  económico. La gentrificación en sus ciudades, más un nuevo modelo de “escape” aparecido tras la pandemia han puesto la inversión en Fuerteventura en su punto de mira.

     

    El escaso debate político acerca de esta nueva realidad social hace que los ayuntamientos, con escasa visión de lo que ocurre, no paren de dar licencias para este otro modelo turístico, que camuflado en residencial, está copando toda la inversión en el suelo isleño, los datos son abrumadores, cientos de chalets se fabrican mensualmente en la isla, lo que daría para fabricar varios hoteles o complejos de apartamentos en ese tiempo.

     


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    Estamos asistiendo a la sustitución de un modelo turístico de corte tradicional a otro vinculado a la generación de rentas a ahorradores de centro Europa y locales (cada vez en menor medida, dada la tasa de sustitución del capital)

     

    Esta nueva tendencia trae aparejado otros fenómenos como la vida en caravanas y furgonetas y la ocupación de espacios por contenedores, casetas y otros elementos.

     

    El otro tipo de inmigrantes son personas llegadas de Latinoamérica, con niveles medios de formación (electricistas, albañiles, fontaneros) que llegan a Fuerteventura con visados de turista y se quedan en un limbo jurídico en la isla.

     

    Sin posibilidad inmediata de conseguir papeles (se tarda una media de 4 años) se incorporan a la economía sumergida y no cotizan durante todo este tiempo, llevando una vida en precario y con muchos problemas para acceder a la vivienda.

     

    Se trata de una masa de trabajadores que suple las deficiencias del sistema. En negro, naturalmente y explotados en muchos casos. El acceso a la vivienda es muy precario para estas personas, marginal y altamente vinculado a un problema social.

     

    Nuevos tiempos para otra realidad

     

    En este contexto Fuerteventura es la isla de Canarias que ha visto crecer su población (de derecho, de hecho pueden ser muchos mas) con más rapidez “aumentándola un 75,5%, lo que representa un total de 54.578 nuevos residentes”, afirma hoy Canarias 7.

     

    La isla majorera ha pasado de acoger a 72.286 personas en 2004 a las 126.864 que estaban empadronadas a principios de este año.

     

    En el último año llegaron a Fuerteventura 2.712 nuevos residentes lo que implica tasas de crecimiento del 2.18% anuales. En estos momentos los residentes extranjeros son el 30.89% de los residentes en la isla, superando a los nacidos en la misma que ya bajan del 30%. El otro 40% son ciudadanos procedentes del resto del archipiélago y del estado español.

     

    Cambio conceptual del modelo de crecimiento

     

    Los extranjeros que han elegido Fuerteventura para desarrollar sus negocios vinculados a la rentabilidad de estas nuevas viviendas, se han convertido además en lobby, que enlazado a “casposos” movimientos ecologistas paran el desarrollo de infraestructuras que puedan dar salida a la formación de los jóvenes de la isla. Muchos de estos ecologistas (casi todos de fuera de la isla y sin vínculos emocionales con la población futura, más que con las de las crías de avutardas) ven con buenos ojos esta nueva industria vacacional y la mayoría la utiliza para su generación de rentas.

     

    "Los parámetros ideológicos de este nuevo grupo precisan para su supervivencia el crecimiento exponencial de la ocupación del suelo residencial y la negación a la creación de otras infraestructuras".

     

    La tradicional visión de progreso de Fuerteventura, lo que querían nuestros abuelos para nosotros, se ve en este momento limitada por la necesidad de ofrecer la vida idílica que los “nuevos isleños” quieren para sus clientes, turistas vinculados a una experiencia basada en la experiencia surfera, cuasi californiana de entender el territorio.

     

    En este contexto, Fuerteventura se comienza a quedar “apalancada” en un nuevo modelo neocolonial, donde nos quedamos sin infraestructuras, donde se niega la mayor a cualquier proyecto y donde la clase política queda amordazada por la potencia del acceso a las redes sociales de los nuevos votantes.

     

    La falta de liderazgos se paga, y seguramente en 15 años los majoreros vivirán en Londres o Berlín (menos los funcionarios, claro) y los ingleses y alemanes se habrán quedado con nuestras casas. Queda poco tiempo, a ver si los responsables se dan cuenta.

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