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Parar las “libretitas”

Esta mañana nos hemos despertado con una palabreja que va a retumbar en los oídos de todos durante “un tiempito bueno”, más cuando da la sensación que “lo de la libretita” da para un culebrón, o igual para tres temporadas de una serie de netflix.

 

La luz de las corruptelas derivadas de la acción política tarda en llegar, pero una vez aparece ilumina al sector, como si de una foco halógeno se tratara, deja al descubierto todas las costuras de los señalados, y además proyecta una terrible sombra a los que queden cerca.

 

La felicidad de Feijoo es, cuanto menos, un poco más áspera este lunes, ya que la libretita viene a dejar claro que los “boomers” del PP no se han librado del lastre de Rajoy, un lastre que el “hundimiento” de Pablo Casado parecía querer evitar. Esperemos que no haya que esperar a ninguna libretita ni 10 años para que se resuelva con claridad lo del hermano de la Ayuso y lo del hermano del Duque, no sería buena cosa para “la que está cayendo”.

 

Partido Popular aparte, “el asunto de las libretitas” no es cosa menor, como la cerámica de Talavera, y deben haber libretitas a lo largo y ancho de la geografía estatal, y de la canaria, que es de lo que más nos debiera preocupar.

 

Parece que estoy viendo un redactor de “libretitas” por cada isla, con sus cuentas, con sus grabaciones, con sus bolígrafos de diferentes colores donde apuntar con esmero a dónde va y de dónde viene cada euro que acaba en cada sitio. Y como diría la Cospe, no importa si la prensa lo investiga, “nadie va a confesar que ha recibido un sobre”.

 

En Fuerteventura creo que deben haber, por lo menos, cuatro “libretitas”, una por punto cardinal, porque llevamos una legislatura cuanto menos, entretenida en lo del asunto “!viva el vino¡” que diría M punto.

 

La pandemia y las puertas abiertas al gasto indiscriminado, la llegada de grupos pequeños a las instituciones que recrean reinos de Taifas a la caza del votante amancebado, y la “hormonización” económica vía Europa, son caldo de cultivo para que las “libretitas” estén llenas de datos, amores y otras bajas pasiones “para acaramelar” al vulgo, aunque algo queda para “la buchaca”, claro.

 

Las “libretitas” de hoy son las portadas de mañana, además de caldo de cultivo de posiciones extremas en la manera de gestionar la democracia y los destinos de todos. Entramos en año electoral, cuanto menos esperamos que los que manejan el cotarro sean conscientes de que la gente se cansa de tanto mamoneo. Paren las libretitas, pero de la forma correcta, si no, la división social será cada vez menos llevadera.

 

 

 

 

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