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Cuando la falta de lluvia era una huida desesperada

El pasado mes de enero fue uno de los más secos de los últimos 40 años

 

  • Redacción NoticiasFuerteventura
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    El historiador Roberto Roldán, en su magnifico libro “El Hambre en Fuerteventura 1600-1800”, deja claro como esta situación que se da en estos momentos en la isla hubiera sido fatal en otros tiempos.

     

    En su magnífica obra plantea quince terribles, devastadoras hambrunas, en apenas tres siglos. No menos de 15.000 muertos por su culpa. El resto del tiempo, en cada década, un par de años buenos, otro par medianos y los demás estériles, ruines. Ese fue el triste balance de Fuerteventura desde el siglo XVII al XIX. Hambre, miseria, muerte y emigración.

     

    La miseria siempre llegaba a la isla con falta de precipitaciones, la supervivencia venía con ellas, en los años buenos se convertía en el granero de Canarias. Incluso venían jornaleros de otras islas para ayudar a recoger la cosecha, pero como ésta era igual de buena en el resto del Archipiélago, los precios eran tan bajos como la ganancia.

     

    En los años malos, la mayoría, Fuerteventura se convertía en una cárcel mortal. La población salía en masa de cualquier manera, legal o ilegalmente, huyendo para salvarse de una muerte segura, pero sin protestar, sin rebelarse, dejando atrás casas y haciendas.

     

    A pesar de la tragedia, sus raíces quedaban siempre bien clavadas en la Maxorata. Dos o tres años después, cuando volvían las lluvias, regresaban. Era la emigración de la golondrina. Como ocurre ahora con África, pero al revés.

     

    El Siglo XX tampoco se libró de sequías y de años malos, ni de salidas de muchos majoreros huyendo de las mismas, pero a la vez aparecían nuevas forma de conseguir agua en los peores momentos, cargada en los famosos correillos.

     

    El milagro de la desalinización

     

    Y ante este panorama desolador, no resulta extraño que a principio de los 70, una vez que ya se ha comprobado que funciona la potabilizadora, y los vecinos de Puerto disponen de la red de suministro, cuentan que más de uno, al abrir el grifo y comprobar que salía agua, del susto ni lo cuenta.

     

    Esta primera Planta, del tipo Destilación Flash de etapas múltiples, tenía una producción diaria de 2.000 m3. En sus inicios la planta solamente operaba unos pocos días al mes, ya que cubría las necesidades de los habitantes de Puerto del Rosario, pero cuando se empezó a tender una red de distribución hacia los 2 núcleos poblacionales más importantes de la isla (Gran Tarajal y Corralejo), la planta funcionaba a pleno rendimiento.

     

    “Algunos dijeron que aquello parecía cosa del diablo. Al minuto siguiente se pondrían a rezar para que este milagro no fuera uno de esos sueños imposibles que al despertar se desvanecen”, según contaba la popular periodista Concha de Ganzo.

     

    Desalinización y economía

     

    Canarias depende de la desalinización para mantener su economía y la vida de sus ciudadanos. La primera desaladora de Europa se inauguró en Arrecife en 1964; era una instalación de segunda mano importada de la base militar estadounidense en Guantánamo, recuerda José Juan González, gerente de la gestora de aguas Canaragua.

     

    "La desalación salvó la vida de Canarias, sin ello no podríamos recibir 16 millones de turistas al año", apunta González. El total del agua consumida en Fuerteventura es hoy desalada, también en Lanzarote.

     

    En Gran Canaria, el 86% del agua para consumo humano es desalada, y es desalada un 50% del total suministrado. En Tenerife, isla con más recursos hídricos, cada vez dependen más de la desalinización: representa el 47% del consumo en los hogares tinerfeños, con un incremento anual de la desalación superior al 16%.

     

    2019 seco y 2020 empieza peor

     

    Las crisis hídricas en la islas son por tanto recurrentes, cada cierto tiempo se producen este tipo de fenómenos, si bien es cierto que ya no tienen la incidencia de tiempos pretéritos debido a las tecnologías de desalinización que cubren la demanda, pero la isla sufre las consecuencias.

     

    La falta de agua cala en la psique colectiva de los majoreros. Muchos, sobre todo los mayores, recuerdan tiempos de hambrunas, y tiempos de bonanza, y por tanto afecta a su forma de ver su tierra cuando no llueve.

     

    Un enero muy seco

     

    Según la AEMET, el pasado mes de enero estuvo entre los más secos de los últimos 40 años, en casi todo el territorio de las islas Canarias no ha llovido ni un 25% de lo que se considera normal en estas fechas.

     

    En lo que llevamos de año hidrológico (desde el pasado 1 de octubre) la situación también es de las más preocupantes, con valores tremendamente escasos en todo el archipiélago.

     

    En estas situaciones las tornas son diferentes en el archipiélago, ahora islas má agrícolas como La Palma o Tenerife, sufren con fuerza esta sequía, pero además se complica la situación con los vientos secos y la calima que no deja de azotarnos.

     

    Sigue el tiempo seco

     

    Según todas las previsiones de la AEMET la semana que viene vuelve el viento del este y del sureste, con temperaturas que rondarán los 25 grados y con escasas o nulas probabilidades de que llueva.

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