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El modelo turístico de Lanzarote como ejemplo

El Cabildo tinerfeño prepara para 2025 cobrar a los turistas que visiten los espacios naturales de la Isla

 

  • Redacción NoticiasFuerteventura
  • TIEMPO DE CANARIAS-JORGE SIVERIO

     

    "Tenerife no es un parque temático". El entrecomillado lo afirmó la presidenta del Cabildo de Tenerife, Rosa Dávila, estos últimos días. La dirigente insular asumió que las convocatorias del fin de semana pasado -20A: ‘Canarias tiene un límite’- sellan un punto de inflexión en la Isla, y que, si bien el modelo turístico canario resultó exitoso hace 50 años y transportó riqueza al territorio, es ahora momento de revisarlo para certificar sus "beneficios para la sociedad y calidad de vida" de los residentes. De ahí, que el pleno de la Corporación insular aprobará una moción para proyectar una “ecotasa finalista” para 2025 en los espacios naturales de la Isla, algo similar a lo que ya se realiza los Jameos del Agua o Timanfaya, en Lanzarote.  

     

    Y es que la famosa frase: “si vas a Lanzarote, vas a tener que pagar por todo”, también se verá pronto proyectada en la Isla más grande del Archipiélago. Sin embargo, no se verán perjudicados los residentes, que se podrán seguir beneficiando del cien por cien de la gratuidad de los parajes naturales, mientras el resto de visitantes isleños tendrán que 'apoquinar', por lo menos, una parte. Una idea que se instaura con el fin de "preservar" los valiosos recursos isleños al tiempo que "se impulsa un desarrollo económico y social más sostenible", señala el texto aprobado en la sede de la Corporación insular.

     

    Cada pocos meses salta al debate público la conveniencia o no de imponer en las Islas un impuesto dirigido al sector turístico y con cuya recaudación, teóricamente, se ayudaría a proteger el medio ambiente y a paliar el efecto que tiene sobre él la visita de millones de turistas cada año. Lo que se pretende desde el Cabildo insular es exactamente eso; que el dinero se destine a renovar infraestructuras turísticas públicas, impulsar la sostenibilidad del sector, preservar y recuperar los recursos naturales y culturales y mantener el paisaje agrario.

    A modo de leyenda, en 2017 el Parque Nacional del Teide, declarado Patrimonio de la Humanidad, recibió alrededor de 4,1 millones. Hace dos años el dato se había elevado ya, según la Cadena Ser, hasta los 4,3 millones. "Soy absolutamente partidaria de cobrar, siempre con un carácter finalista, por entrar al Parque Nacional del Teide y limitar el acceso porque tiene la capacidad de carga que tiene", remarcó Dávila, que es favorable a recaudar por entrar en estos lugares naturales y poner límites de entrada, como ya ocurre en la isla de los volcanes infinitos.

     


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    La representación de cobrar a quienes visitan los espacios naturales de Tenerife no es del todo nueva, ni Dávila ha sido tampoco la única en hablar sobre ella en los últimos meses. En septiembre, el vicepresidente del Cabildo se exponía preparado igualmente a establecer una tasa para permitir acceder a la montaña más alta de España: "No me parece un disparate, ya se da en otras zonas turísticas de gran relevancia", indicaba Lope Afonso (PP), vicepresidente de la Corporación, quien abogaba por que su cobro fuese acompañado, eso sí, de mejoras en el servicio a los turistas.

     

    Lanzarote y el Parque Nacional de Timanfaya, como ejemplos

     

    El Parque Nacional de Timanfaya cumple 50 años este curso. Desde su declaración, en 1974, se cobra la entrada a los visitantes, algo que no ha repercutido en la llegada de más y más personas. Sin embargo, no fue hasta 1991 cuando el territorio más volcánico de Canarias emprendió un proceso de contención del crecimiento turístico para reducir la presión ambiental.

     

    En la década de los ochenta, la ínsula asistió a un fuerte expansionismo turístico acompañado de un crecimiento de todas las actividades económicas relacionadas; pasando en 1980 de 200.000 turistas a más de un millón en 1990. Esto provocó importantes cambios sociales y consecuencias en el medio ambiente. Por un lado, el crecimiento promovía una mejora en los indicadores económicos pero, por otra parte, se iban fomentando presiones ambientales cada vez más perjudiciales sobre el territorio. Y, en paralelo a este desarrollo turístico, se fue creando una conciencia colectiva sobre la necesidad de basar el desarrollo económico en formulas ambientales más sostenible. ¿Les suena, verdad? Pues eso es exactamente lo que se espera proyectar el próximo ejercicio para Tenerife. 

     

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