Realidad 1 - Demagogia 0
El Gobierno se ha dado de bruces con la realidad y, aunque con matices, posterga su ansiada subida de impuestos. Lo hace por oportunidad, no porque crean que donde mejor está el dinero que ganan abnegadamente los españoles es en sus bolsillos y no en los siempre porosos y agujerados de esos botarates. Hemos argumentado aquí anteriormente sobre el escaso margen disponible para subidas, porque más allá de la retórica sobre las diferencias de recaudación entre los países miembros de la OCDE (según este discurso, 6 puntos menos de PIB que la media ingresaría España) nos encontramos con el esfuerzo fiscal con el que somos asaeteados los ciudadanos.
Nunca nos cuentan cosas tan interesantes como que países como Irlanda o Australia ingresan menos que nosotros y no parece que sean la encarnación del infierno en la tierra. Las comparaciones siempre las hacen con el fin de allegar agua a su molino. Nos explican que debemos apostar por un determinado tipo de estado aunque olvidan que primero habríamos de saber cuál es el que podemos pagar. Establecen una correlación espuria, nos quieren hacer creer que a uno gigante le sigue prosperidad y riqueza cuando sabemos, por evidencia empírica, que es justo al contrario, que primero se es próspero y luego el estado se termina desarrollando (Suecia en 1850 era más pobre que el Congo, consiguió dejar atrás esa miseria y desarrolló un estado que consumía casi el 70% del PIB. Tuvieron que volver atrás y rediseñarlo para hacerlo sostenible).
Para el caso de España sería relevante saber las razones por las que no ingresamos tanto como esos países. Nuestro sistema tributario tiene mucho que ver, con tipos marginales elevados y unos tipos implícitos -el que se termina pagando una vez se consideran bonificaciones, deducciones y demás- que explican la diferencia.
Un ejemplo de lo anterior es el IVA, con un tipo general del 21% pero que termina ingresando en media un 13,8% al contar con muchos productos con el IVA reducido o del superreducido. Ningún país tiene tantos productos con esas exenciones -detrás de cada uno hay un lobby, cabe conjeturar-. ¿Hay margen? Lo hay, pero no parece que sea del agrado del gobierno. No existe en Sociedades, especiales o IRPF, impuestos que aunque admitan mejoras técnicas no supondrían una mejora de la recaudación. Tampoco hay margen en las cotizaciones a la Seguridad Social a cargo del empresario, donde tipos impositivos nominales e implícitos convergen. No ocurre así con las cotizaciones por cuenta del trabajador, que explican 2 puntos de PIB en recaudación.
La ceguera ideológica y el afán por no dañar sus intereses electorales les puede llevar a cometer otro error de cálculo y lejos de solucionar el problema que dicen combatir, generar nuevos. Nada que no nos resulte familiar.
